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Gerardo María Rodríguez Medina proviene de una familia de 5 generaciones de barberos, y heredó el oficio de su abuelo, Prisciliano Medina, quien le inculcó los valores de perfección y excelencia en la profesión. Al principio, Gerardo ayudó con la limpieza de la barbería y al final pudo aprender de las enseñanzas de su abuelo.
Gerardo María Rodríguez Medina
Mi historia
Mi nombre es Gerardo María Rodríguez Medina, nací en León Guanajuato, México el 20 de septiembre de 1969. Mi primer contacto con la peluquería fue a muy temprana edad ya que es el oficio-profesión de la familia Medina, que, por 5 generaciones, desde poco antes de la Revolución y hasta el día de hoy ha ejercido, siempre con una idea muy clara de perfección y del bien hacer las cosas, características que nos distinguió de otros peluqueros, así que prácticamente la peluquería la llevo en mi ADN.
Mis primeros días
Al principio solo ayudaba en la limpieza de la peluquería, barrer, limpiar el piso, los espejos, asear calzado, traer a los clientes lo que se les ofreciera de la tienda, etc., todo esto lo hacía, pero también tenía que estar atento a las enseñanzas de mi abuelo. La peluquería de mi abuelo era bastante concurrida, con un ambiente familiar a dónde iba todo tipo de clientela, desde niños hasta adultos mayores, con servicio esencialmente para caballero, corte, afeitado, arreglo de barba y bigote.
Mi abuelo, Prisciliano Medina me transmitió todos los secretos y las técnicas del oficio, siempre muy exigente y muy energético, recuerdo mucho sus palabras: “Si vas a hacerlo, hazlo bien, si no mejor no lo hagas, porque peluqueros del montón, ya hay muchos”, en ese momento no comprendí la dimensión de aquellas palabras, pero definitivamente me dejaron marcado de por vida.
Mi vínculo con la peluquería
Transcurrió el tiempo y de repente ya mi abuelo no pudo trabajar debido a una fractura, mi hermano, mi primo y yo quedamos a cargo de la peluquería, que para ese entonces ya había empezado a cambiar su clientela, es decir empezaron a llegar jóvenes que querían ya cortes diferentes eran los años 80’s y fue donde descubrí el gran vínculo que existe entre la peluquería y la música, la moda, las tendencias y los movimientos sociales.
Mi preparación
Al transcurrir el tiempo fui perfeccionando la técnica aprendida y llegó mi primer contacto con la educación y fue cuando descubrí la gran satisfacción de compartir lo que con tanto amor y desinterés me fue regalado. Y precisamente llegué a ese punto de entender que enseñar y compartir es un acto de amor en dónde las dos partes se ven beneficiadas, alumno y maestro.
La oportunidad llegó y la sala técnica de Beauty Master, del Lic. Fernando González Passini en León fue el escenario.
Después llegó la oportunidad en las plataformas a nivel nacional gracias a Irma Yolanda Godínez trabajando para Sabesa de la Laguna, distribuidora de Wahl, con quiénes hice presentaciones en todo el país y también tuve la oportunidad de conocer a muchos educadores y aprender de ellos.
También cabe mencionar que indudablemente la universidad ha tenido gran influencia en mi trabajo, estuve estudiando Diseño gráfico, aunque no terminé, creo que me ha permitido tener una visión diferente de la peluquería, creo que cada corte es una escultura capilar, de la misma manera que el escultor tiene el bronce, la piedra o el mármol, el estilista tiene el cabello para realizar una obra de arte, y esa es la filosofía que trato de transmitir a las personas que asisten a mis cursos.
Mi compromiso con la sociedad
Casa Madre Trinidad y Ciudad del Niño.
El Peluquero debe tener una misión socialmente responsable, eso lo aprendí de un Peluquero español de apellido Cebado que plasmó una frase en mi diploma “Trabajar Mejor, para Vivir Mejor”
Cuando uno proporciona las armas y herramientas a la gente para que trabajen por sí mismas, les cambias la vida, la de los que los rodean y la de su entorno social.
Colaboré en Casa Madre Trinidad ayudando a mujeres de escasos recursos a aprender peluquería y poco después iniciamos el taller se peluquería en Proyecto Niños Don Bosco a cargo de los Salesianos, donde fue aún más gratificante ver cómo la vida de los jóvenes puede ser cambiada para tener un mejor futuro, no solo para ellos sino para sus familias.
Actualmente soy Embajador de Aichi Scissors Professional